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Los bares están en el punto de mira de los atracadores
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Los bares están en el punto de mira de los atracadores
Estos establecimientos se han convertido en el goloso objetivo de
criminales cada vez más osados | Los comerciantes de Sant Antoni
aseguran vivir desde el mes de enero una oleada de robos sin precedentes
Los bares de toda la vida siempre han estado en el
punto de mira de los delincuentes. Pero en los últimos tiempos se han
convertido en uno de los objetivos más golosos de pequeños grupos
organizados. Su modus operandi se repite por todos los barrios
de Barcelona y el resto del área metropolitana:
violentar la persiana y reventar la caja registradora y
las máquinas tragaperras. Estos ladrones tratan de
huir de la violencia porque así las consecuencias penales de sus
fechorías son ridículas. Aunque sean sorprendidos con las manos en la
masa, difícilmente ingresan en prisión. En todo caso, no dudan en
recurrir a la agresión para salir airosos. El terrible crimen del bar Joan,
en el que murieron una mujer y su hijo de forma brutal, lo deja claro.
Mari Carmen Gutiérrez lleva veintiséis años tras la barra de su pequeña y
familiar cafetería Brasilia, entre calles Tamarit y Comte Borrell, en
Sant Antoni. Nunca se había sentido insegura en este barrio
tradicionalmente tranquilo. Hasta ahora. Hasta que una madrugada de hace
apenas tres semanas reventaron un candado, rompieron el vidrio de una
ventana para saquear dos máquinas tragaperras. El botín fue de unos mil
euros.
"Y repitieron una semana más tarde, otros mil euros que
volaron. Seguro que eran los mismos. Vieron que no podían entrar por el
mismo lugar porque el candado era nuevo y entraron por la ventana de al
lado con la misma técnica. Rompieron el cristal con la tapa de una
alcantarilla. Hemos gastado más de dos mil euros en nuevos candados y
verjas porque ya no nos sentimos seguros. Ahora mi marido me acompaña
por las mañanas para abrir y viene a buscarme por las tardes antes de
cerrar, no sea que alguien aproveche para...".
A unas pocas
manzanas, en la calle Viladomat, Clemente Rodríguez suma veintidós años
regentando el modesto bar A Pedra. Dos meses atrás le robaron por
primera vez. "Reventaron la persiana, forzaron las tragaperras y la
caja. Se llevaron más de dos mil euros y todo el tabaco. Cada vez tienes
más miedo porque está gente hace lo que le da la gana, ¿y si la próxima
vez estoy dentro? Los delincuentes son cada vez más violentos. Los
Mossos d'Esquadra los cogen. Pero luego no les pasa nada".
A una
manzana, en la esquina con Floridablanca, hace tres meses, se colaron
en un local vacío para hacer un agujero en la pared y entrar en el bar
Los Pitufos y forzar las máquinas tragaperras.
Vicent Gasca,
presidente de la asociación de comerciantes de Sant Antoni, dice que
desde primero de año sufren un oleada de robos sin precedentes en el
barrio. "Los bares y muchos otros tipos de negocio... pero siempre
siguiendo los mismos métodos, como en el Bingo, donde ya robaron hace un
mes y trataron de repetir la madrugada del lunes. Creemos que son un
grupo organizado que nos amargará la vida hasta que se cansen o los
detengan". Sus sospechas no andan desencaminadas.
Los Mossos
informaron ayer de que 17 de los 18 rumanos detenidos la semana pasada
en Badalona por asaltar bares están ya en prisión provisional. La
decisión judicial es un alivio para los investigadores. Fuentes
policiales denuncian las dificultades que hallan para ver entre rejas a
estos criminales. Necesitan demostrar su multirreincidencia o acusarles
también de otros delitos, como asociación ilícita u otros relacionados
con la violencia hacia las personas. Los arrestados en Badalona robaron
en más de sesenta bares en seis meses, todos en sólo dos barrios, los
más cercanos a sus pisos. Y en alguna ocasión, cuando se encontraron con
el propietario, no dudaron en emplear la violencia.
Y es que
estos sospechosos acumulan más de 200 antecedentes, dato que, junto al
desasosiego ciudadano generado, ha llevado al juzgado de instrucción
número dos de Badalona, informó Europa Press, a tomar una medida pionera
en España y dictar una orden de expulsión y alejamiento de la urbe para
los detenidos hasta que el proceso judicial acabe y haya una sentencia
de una instancia superior.
La policía autonómica también explicó
esta semana la desarticulación de otro grupo especializado, esta vez
formado por cinco españoles, sospechosos de robar en más de sesenta
establecimientos comerciales de Lloret, Tossa, Blanes, Vidreres, Santa
Coloma de Farners, Gavà, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Sant Boi,
Mollet, Montcada, Castellarnau, Cerdanyola y, sobre todo, el barcelonés
barrio de Horta. Su predilección eran los bares. Antes de que se
conocieran las detenciones, los comerciantes del lugar pensaron en
atestar sus balcones con pancartas de protesta.
Ante los
acontecimientos, las fuerzas de seguridad y las propias asociaciones de
comerciantes intensifican sus consejos en pro de la seguridad. Muchos
hosteleros están cambiando sus costumbres. "Esta gente es cada vez más
osada –dice Eduardo Guillén desde su casa de comidas entre Diputació y
Bailèn–. Te vigilan. Ya hace tiempo que me reventaron la persiana. Y el
otro día los sorprendí echando mano de la caja, aprovechando un
despiste. Ya no la dejo sola". En cualquier momento, en cualquier lugar.
En la pizzería de al lado dicen que a ellos también les forzaron la
entrada. El local está en la misma manzana que el Departament
d'Interior.
criminales cada vez más osados | Los comerciantes de Sant Antoni
aseguran vivir desde el mes de enero una oleada de robos sin precedentes
Los bares de toda la vida siempre han estado en el
punto de mira de los delincuentes. Pero en los últimos tiempos se han
convertido en uno de los objetivos más golosos de pequeños grupos
organizados. Su modus operandi se repite por todos los barrios
de Barcelona y el resto del área metropolitana:
violentar la persiana y reventar la caja registradora y
las máquinas tragaperras. Estos ladrones tratan de
huir de la violencia porque así las consecuencias penales de sus
fechorías son ridículas. Aunque sean sorprendidos con las manos en la
masa, difícilmente ingresan en prisión. En todo caso, no dudan en
recurrir a la agresión para salir airosos. El terrible crimen del bar Joan,
en el que murieron una mujer y su hijo de forma brutal, lo deja claro.
Mari Carmen Gutiérrez lleva veintiséis años tras la barra de su pequeña y
familiar cafetería Brasilia, entre calles Tamarit y Comte Borrell, en
Sant Antoni. Nunca se había sentido insegura en este barrio
tradicionalmente tranquilo. Hasta ahora. Hasta que una madrugada de hace
apenas tres semanas reventaron un candado, rompieron el vidrio de una
ventana para saquear dos máquinas tragaperras. El botín fue de unos mil
euros.
"Y repitieron una semana más tarde, otros mil euros que
volaron. Seguro que eran los mismos. Vieron que no podían entrar por el
mismo lugar porque el candado era nuevo y entraron por la ventana de al
lado con la misma técnica. Rompieron el cristal con la tapa de una
alcantarilla. Hemos gastado más de dos mil euros en nuevos candados y
verjas porque ya no nos sentimos seguros. Ahora mi marido me acompaña
por las mañanas para abrir y viene a buscarme por las tardes antes de
cerrar, no sea que alguien aproveche para...".
A unas pocas
manzanas, en la calle Viladomat, Clemente Rodríguez suma veintidós años
regentando el modesto bar A Pedra. Dos meses atrás le robaron por
primera vez. "Reventaron la persiana, forzaron las tragaperras y la
caja. Se llevaron más de dos mil euros y todo el tabaco. Cada vez tienes
más miedo porque está gente hace lo que le da la gana, ¿y si la próxima
vez estoy dentro? Los delincuentes son cada vez más violentos. Los
Mossos d'Esquadra los cogen. Pero luego no les pasa nada".
A una
manzana, en la esquina con Floridablanca, hace tres meses, se colaron
en un local vacío para hacer un agujero en la pared y entrar en el bar
Los Pitufos y forzar las máquinas tragaperras.
Vicent Gasca,
presidente de la asociación de comerciantes de Sant Antoni, dice que
desde primero de año sufren un oleada de robos sin precedentes en el
barrio. "Los bares y muchos otros tipos de negocio... pero siempre
siguiendo los mismos métodos, como en el Bingo, donde ya robaron hace un
mes y trataron de repetir la madrugada del lunes. Creemos que son un
grupo organizado que nos amargará la vida hasta que se cansen o los
detengan". Sus sospechas no andan desencaminadas.
Los Mossos
informaron ayer de que 17 de los 18 rumanos detenidos la semana pasada
en Badalona por asaltar bares están ya en prisión provisional. La
decisión judicial es un alivio para los investigadores. Fuentes
policiales denuncian las dificultades que hallan para ver entre rejas a
estos criminales. Necesitan demostrar su multirreincidencia o acusarles
también de otros delitos, como asociación ilícita u otros relacionados
con la violencia hacia las personas. Los arrestados en Badalona robaron
en más de sesenta bares en seis meses, todos en sólo dos barrios, los
más cercanos a sus pisos. Y en alguna ocasión, cuando se encontraron con
el propietario, no dudaron en emplear la violencia.
Y es que
estos sospechosos acumulan más de 200 antecedentes, dato que, junto al
desasosiego ciudadano generado, ha llevado al juzgado de instrucción
número dos de Badalona, informó Europa Press, a tomar una medida pionera
en España y dictar una orden de expulsión y alejamiento de la urbe para
los detenidos hasta que el proceso judicial acabe y haya una sentencia
de una instancia superior.
La policía autonómica también explicó
esta semana la desarticulación de otro grupo especializado, esta vez
formado por cinco españoles, sospechosos de robar en más de sesenta
establecimientos comerciales de Lloret, Tossa, Blanes, Vidreres, Santa
Coloma de Farners, Gavà, Badalona, Santa Coloma de Gramenet, Sant Boi,
Mollet, Montcada, Castellarnau, Cerdanyola y, sobre todo, el barcelonés
barrio de Horta. Su predilección eran los bares. Antes de que se
conocieran las detenciones, los comerciantes del lugar pensaron en
atestar sus balcones con pancartas de protesta.
Ante los
acontecimientos, las fuerzas de seguridad y las propias asociaciones de
comerciantes intensifican sus consejos en pro de la seguridad. Muchos
hosteleros están cambiando sus costumbres. "Esta gente es cada vez más
osada –dice Eduardo Guillén desde su casa de comidas entre Diputació y
Bailèn–. Te vigilan. Ya hace tiempo que me reventaron la persiana. Y el
otro día los sorprendí echando mano de la caja, aprovechando un
despiste. Ya no la dejo sola". En cualquier momento, en cualquier lugar.
En la pizzería de al lado dicen que a ellos también les forzaron la
entrada. El local está en la misma manzana que el Departament
d'Interior.
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