WEBS AMIGAS
Últimos temas
» Belarra, Díaz y Verstrynge, las únicas diputadas que han renunciado a las dietas del Congresopor satanas666 Vie 03 Nov 2023, 9:03 am
» Humor en la política
por satanas666 Miér 04 Oct 2023, 1:20 pm
» La derecha inicia una campaña contra el rey tras proponer a Sánchez para la investidura
por satanas666 Miér 04 Oct 2023, 1:13 pm
» Trocitos de Historia
por satanas666 Jue 04 Mayo 2023, 7:12 am
» El hallazgo de las inscripciones más antiguas en lengua vascónica en Navarra revoluciona las investigaciones sobre el euskera
por satanas666 Mar 15 Nov 2022, 7:30 am
» 35.000 millones de euros en salarios de los trabajadores mejor pagados no cotizan para las pensiones
por satanas666 Mar 15 Nov 2022, 7:17 am
» Bob
por blusman Lun 27 Sep 2021, 5:40 pm
Mi periódico
Temas similares
“La ‘modélica’ Transición nos dejó un bipartidismo corrupto encabezado por el monarca que designó el dictador”
Colegueo :: FOROS TEMATICOS :: Actualidad :: Politica
Página 1 de 1.
“La ‘modélica’ Transición nos dejó un bipartidismo corrupto encabezado por el monarca que designó el dictador”
“La ‘modélica’ Transición nos dejó un bipartidismo corrupto encabezado por el monarca que designó el dictador”
Para hablar sobre la moralidad de nuestros políticos en la
gestión de las cosas públicas entrevistamos Alfredo Grimaldos, periodista de
investigación y autor de los libros Esperanza
Aguirre. La lidereS.A. y Zaplana. El brazo
incorrupto del PP.
Elvira de Miguel. – El Gobierno valenciano, del que Eduardo
Zaplana fue “molt honorable president” hace unos años, cifra hoy en 3.500
millones sus necesidades de liquidez. ¿Qué responsabilidades tienen en esta
situación políticos como Zaplana o Camps, sus dos últimos presidentes antes de
Fabra?
Alfredo Grimaldos. – Todas. A la política de derroche
presupuestario característica de Eduardo Zaplana al frente de la Comunidad
Valenciana, que trituró ingentes cantidades de dinero público en beneficio
privado, se unió la relación de Zaplana, sin el menor recato, con los grandes
magnates inmobiliarios de la Comunidad Valenciana, como Andrés Ballester,
beneficiado por la política de recalificaciones de terrenos desarrollada por
Zaplana en ese territorio. Cuando Zaplana llega a Madrid de ministro, sigue por
el mismo carril: uno de sus más íntimos colegas es nada menos que Francisco
Hernández, “El Pocero”. En las nuevas operaciones coincide también con José
Bono. Bipartidismo recaudador. Lo de Camps y sus “amiguitos del alma” lo
tenemos más reciente y está claro.
E. M. – Dice usted en su libro Zaplana.
El brazo incorrupto del PP que Zaplana representa a un sector de políticos
que carecen de grandes planteamientos ideológicos de fondo, no se encuadran en
ninguna corriente de pensamiento derechista tradicional por más que se definan
una y otra vez como liberales, y su meta exclusivamente es el poder y el
dinero. En su opinión, ¿abunda este tipo de político en España?
A. G. – Por supuesto. A un lado y a otro, suponiendo que
sean diferentes orillas. En todos los partidos. Volviendo a Zaplana, no tiene
consistencia intelectual ni cultural. Acabó la carrera de Derecho después de
mil años, tras empezar sus estudios en Valencia. Consiguió por fin el título
–aunque no se ha dedicado a ejercer la abogacía– cuando se inauguró una nueva
universidad en Alicante, donde su suegro Miguel Barceló tenía enorme
influencia. Pero eso también se da mucho en el PSOE: sólo hay que ver la
trayectoria y la formación de personajes del supuesto otro bando, como Leire
Pajín o José Blanco.
E. M. – El periodista Javier Ortiz, en el prólogo que
escribió para su libro sobre Zaplana, afirmaba ya en el año 2007 que la
principal virtud que debe adornar a un buen estafador es parecer un hombre
honrado. Y añadía: “¿Cómo va a ser un buen estafador alguien que tiene aspecto
de estafador?”. Tanto Zaplana como Camps han sido grabados telefónicamente en
conversaciones muy comprometidas. Usted reproduce en su libro Zaplana.
El brazo incorrupto del PP la transcripción completa de la conversación
entre Eduardo Zaplana y Salvador Palop extraída del sumario del caso Naseiro.
¿Por qué las instituciones públicas y muchos medios de comunicación han mirado
durante todos estos años para otro lado a pesar de las obviedades sobre todo tipo
de prácticas irregulares de los políticos? ¿Qué explicación encuentra a que
muchos ciudadanos sigan votando a los partidos que les albergan?
A. G.– Cuando iniciaba su carrera política, buscando salir
del ámbito local de Benidorm, donde fue alcalde, Zaplana es “cazado”, de
rebote, por el juez Manglano, que investigaba un asunto de drogas. En una de
las conversaciones telefónicas que le grabaron entonces, Eduardo Zaplana se
retrata perfectamente. Dice: “Me tengo que hacer rico… Tengo que ganar mucho
dinero, me hace falta mucho dinero para vivir…”. Y en otra de las cintas, que recoge
un diálogo entre él y otro miembro del PP, Salvador Palop, en el que están
tratando sobre la recalificación de un solar, añade: “Y entonces le dices…
bueno, yo una comisioncita. Le pides dos millones de pelas o tres. Lo que te
dé, y me das a mí la mitad bajo mano”. La conclusión es que los ciudadanos más
lúcidos de este país, los que piensan que el mundo de la política profesional
es muy miserable y está llena de individuos que sólo pretenden enriquecerse con
ella, tienen toda la razón del mundo. Este sistema está completamente podrido.
Hay mucha mayor cercanía entre los políticos profesionales del PP y del PSOE
que entre ellos y sus respectivos votantes. Un político no muerde nunca a otro.
Vociferan mucho, pero siempre están de acuerdo en impedir la más mínima
transparencia sobre su gestión. La podredumbre de unos se tapa con un dossier
con la corruptelas de los otros. “Yo te saco Gürtel”. “Pues yo a ti los EREs”.
Y al final todo se diluye. La Transición fue una gran
mentira: no hubo ruptura democrática y se montó un tinglado que sirve para
que los ciudadanos estén cada día más desinformados y no tengan la más mínima
capacidad de decisión sobre cualquier problema. Y encima hay insensatos
bienintencionados que están convencidos de que esto es una democracia.
E. M . – A usted y a la editorial Foca, donde
publicó el libro sobre Zaplana, les han denunciado y llevado a dos juicios por
contar estos hechos: uno por difamación y otro por calumnias. ¿Cuál ha sido el
veredicto de la justicia? ¿Tiene pendientes otros juicios relacionados con su
trabajo como periodista de investigación?
A. G.– Volviendo al nivel intelectual y a la formación
académica de Zaplana, en mi libro recordaba, de pasada y un poco en broma, que
él hizo el bachillerato en un colegio de Benidorm llamado Lope de Vega. En
opinión bastante generalizada entre la comunidad docente del País Valenciano,
era un centro al que acudían los hijos de familias “bien” para que los jóvenes
poco estudiosos se titularan a cambio del sustancioso pago de fin de mes, y
popularmente era conocido como el “Lope de vagos”. Instigados por Zaplana, los
responsables del centro me pusieron una querella y, para el acto de
conciliación previo al inicio del procedimiento, pedían 600.000 euros y la
retirada del libro de la circulación. Como ese día yo no tenía dinero suelto,
no pude acudir a conciliarme. El caso es que de ellos ya nunca más se supo.
Zaplana, en persona, también interpuso una querella contra
la editorial y contra mí, por injurias y calumnias, que perdió. Lo del
periodismo de investigación está cada vez más complicado. Yo, que soy muy
aficionado al flamenco, me acuerdo de una letra, con la que me identifico
mucho, que cantaba José Menese por seguiriyas, en 1967, cuando aquí quedaba
“bicho” para rato, en la que se refería a un hombre acosado por la Justicia. En
ella, Pepe decía: “Golpesitos en la puerta, / ca vez que dan golpesitos en la
puerta, papelitos que me entregan. / Si saben los jueces de toas mis fatigas, /
doy por seguro que no me empapelan”. Ahora, el pleito que tengo vigente es una
demanda de protección al derecho del honor que interpuso contra mí la familia
Rosón, por las alusiones que yo hacía al primer presidente de la Xunta de
Galicia, Antonio Rosón, en mi libro La sombra de Franco en la Transición. Él
fue jefe militar de una zona de la provincia de Lugo en la que se produjeron
numerosas matanzas de republicanos en el verano del 36. Ya he perdido los tres
primeros asaltos judiciales, y el asunto está ahora en el Tribunal
Constitucional. Todo es un disparate, porque en la sentencia no se entra a dilucidar
si lo que cuento es cierto o no, sino que eso ya se juzgó hace más de treinta
años y entonces se condenó a la revista Interviú por el asunto.
E. M.- Zaplana trabaja actualmente, al igual que Iñaki
Urdangarín, para Telefónica cobrando aproximadamente un millón de euros
anuales. Fue Javier de Paz, uno de los hombres de máxima confianza de José Luis
Rodríguez Zapatero, quien le colocó. ¿Hablan más en la intimidad y son más
amigos de lo que aparentan los políticos que en el hemiciclo aparecen como oposición?
A. G.– Cuando Eduardo Zaplana era portavoz del Grupo
Parlamentario del PP, su rival en las filas del PSOE era Alfredo Pérez
Rubalcaba. En todas las sesiones montaban un sainete, aunque, como es
constatable, ambos partidos hacen piña a la hora de aprobar o rechazar más del
90% de las mociones. Mientras los votantes de unos y otros se mataban a voces
en los bares, Zaplana y Rubalcaba, íntimos amigos y los dos madridistas, iban
juntos los domingos al palco del estadio Santiago Bernabéu a tomarse unas copitas
disfrutando del fútbol y la amistad institucional. Y, por supuesto,
compartiendo los secretos de las cloacas del Estado. Durante el mandato de
Zapatero como presidente del Gobierno, Zaplana encuentra un privilegiado cargo
en Telefónica, una empresa muy rentable que era pública, cuya privatización la
inició el PSOE y la remató el PP; amparado nada menos que por Javier de Paz,
consejero de la entidad y ex secretario de las Juventudes Socialistas. Al
principio, Zaplana entra con el supuesto cargo de responsable de relaciones con
Europa y, después, para evitar líos y críticas, se le nombra simplemente
“asesor”. O sea, no hace absolutamente nada, más que tener despacho, numerosos
privilegios y un millón de euros al año. ¡Viva la democracia! Después de irse de
rositas de Terra Mïtica y los pagos por duplicado con dinero público a su amigo
de asuntos inmobiliarios Julio Iglesias, entre otros trajines valencianos.
E. M.- Esperanza Aguirre nos advierte que si no queremos
convertirnos en Argentina, con “corralito” y con inflación del 20 o el 40 por
ciento, hay que rebajar el gasto público. “Se tienen que acabar los subsidios y
las subvenciones, y las mamandurrias en general”, declaró recientemente a los
periodistas pidiendo “ayuda” a los ciudadanos. Usted cuenta en su libro Esperanza Aguirre. La LidereS.A. el saqueo al presupuesto
público en busca del beneficio privado y los escándalos protagonizados, entre
otros, por su mano derecha, Ignacio González, actual vicepresidente, portavoz y
consejero de Cultura y Deporte de la Comunidad de Madrid, además de secretario
general del PP de Madrid. ¿Ha tenido en esta ocasión algún problema por esta
denuncia?
A. G.– Esperanza Aguirre abordó este asunto de forma
distinta que Zaplana. Se encontraba tan “sobrada” que sólo me mandó,
indirectamente, algún mensaje irónico sobre el contenido del libro, sin meterse
en líos de tribunales. La política del Ejecutivo Regional encabezado por
Aguirre se ha caracterizado por intentar rescatar los sectores empresariales
vinculados, sobre todo, al mundo del ladrillo, que ha consistido en poner en
sus manos recursos públicos y convertir en una fuente de ingresos muchos
derechos básicos de los ciudadanos. Aguirre ha llegado a la feliz conclusión de
que todos los servicios públicos son susceptibles de ser convertidos en negocio
particular. Por ejemplo, en el ámbito de la sanidad, desde que ella llegó a la
Presidencia del Gobierno autonómico, el objetivo fundamental de su política
está más relacionado con el beneficio de las empresas constructoras que con la
salud de los ciudadanos. En cuanto a su “mano derecha”, Ignacio González ha ido
liquidando a sus propios correligionarios que le han hecho sombra, como Alfredo
Prada o Granados, para quedarse él sólo con el control de la recaudación. En mi
libro, cito infinidad de asuntos en los que él aparece. Ahora, el diario “El
Mundo”, le está breando con el asunto de un apartamento de lujo que tiene en
Málaga. Por supuesto, la cosa apesta, pero el actual ministro del Interior ha
cesado al propio comisario jefe que él había nombrado, por iniciar esa
investigación sobre González.
E. M.- Describe en su libro a Aguirre como una aristocrática
y pizpireta millonaria que actúa con aire arrabalero y maneja la Comunidad de
Madrid con absoluto desparpajo para llevar a cabo un plan de destrucción de los
servicios públicos básicos: sanidad, educación, privatización del Canal de
Isabel II, Telemadrid. ¿Quiénes son los beneficiarios de esta gestión política?
A. G.– Como ya he dicho antes, detrás de la política de
Aguirre hay un plan sistemático de destrucción de los servicios básicos y de
saqueo del presupuesto público en busca del beneficio privado. Amigos,
correligionarios y parientes de ella se benefician de su gestión. Ha conseguido
que el AVE pare en una finca de su familia, ha construido carreteras y líneas
de metro con la única intención de multiplicar los beneficios de las poderosas
empresas constructoras que se mueven a su alrededor y ha convertido Telemadrid
en un órgano de propaganda a su exclusivo servicio.
E. M . - Como en una secuencia de la película de Coppola ‘El
Padrino’ (“son sólo negocios, no hay nada personal”), cuenta también en un
capítulo interesantísimo la batalla entre Gallardón y Esperanza Aguirre por el
control de Cajamadrid. Parece que también se dieron de “navajazos” Zaplana y
Camps por situar a sus huestes en la Caja de Ahorros del Mediterráneo. ¿Son
capaces los políticos de pactar con quien sea, incluidos miembros de la
oposición, en contra de gentes de sus propias filas, para lograr sus fines?
A. G.– En una capítulo de mi libro “La LidereS.A.”, ya
adelanto la existencia de toda la basura que está saliendo ahora en
Cajamadrid-Bankia. Chupaban del bote, además de los grandes partidos, que se
llevan lo gordo, CCOO, UGT y hasta un sector de Izquierda Unida, ésos a los que
yo llamo los “trincarrublos”. Uno de ellos, José Antonio Moral Santín, llevaba
un cerro de años de consejero en Cajamadrid, con el respaldo del jefe de
Izquierda Unida en Madrid, Ángel Pérez. Estos individuos se metieron en el Partido
Comunista de los Pueblos de España, una escisión del PCE a principios de los
años 80, cuando la URSS repartía rublos a barullo. Mientras la mayor parte de
los militantes del PCPE continuó trabajando en su seno, en el momento que el
bloque del Este quebró, los “trincarrublos” se colocaron en IU. Pérez, un
personaje sin ningún brillo, sobrevive políticamente gracias a que controla el
aparato de la organización e impide cualquier limpieza regenerativa.
En cuanto a la CAM, sólo un detalle, que relato con más
detenimiento en mi libro sobre Zaplana. El mismo día que él firmaba la hipoteca
de un piso de lujo en el Paseo de la Castellana de Madrid con la Caja de
Ahorros del Mediterráneo, esa misma entidad avalaba el proyecto inmobiliario en
Seseña de su amigo El Pocero. El saqueo más descarado de las cajas de ahorro.
El Estado entrampa a los ciudadanos para tapar el boquete de estas entidades
esquilmadas y Zaplana se lleva un millón de euros de una empresa pública que
era muy rentable y se privatizó para que otros se llevaran los beneficios.
E. M .- Por último, el actual Gobierno aplica por decreto
ley a la ciudadanía todo tipo de recortes en sueldos, coberturas sociales y
derechos. Nos dicen que no hay otra salida dada la situación de la economía
española. Sin embargo, siguen sin exigir ninguna responsabilidad a quienes en
estos últimos 10 años han manejado los fondos públicos para que se devuelva lo
robado. Dice usted en el prólogo que, después de mover la podredumbre y tras el
intercambio de cubos de basura en periodos electorales, todo vuelve al cauce
pactado a través de los subterráneos consensos de la Transición. ¿Qué podemos
hacer para cambiar esta situación y que no se vayan de rositas todos los que se
han llevado dinero mientras ejercían una función pública?
A. G.– Gran parte de lo que tenemos ahora encima, además de
lo que nos corresponde por pertenecer al sistema bancario europeo y mundial, es
producto de la gran estafa que fue la “sacrosanta” Transición, que sólo sirvió
para adecuar el franquismo a los nuevos tiempos. Así que, además de la sumisión
a las instituciones que representan el capitalismo más depredador, nosotros
tenemos el plus de la herencia fascista, muy presente en esta sociedad. La
“modélica” Transición nos dejó un bipartidismo corrupto encabezado por el
monarca que designó el dictador. Los ciudadanos tienen que espabilar, ser
conscientes de que la casta política y los banqueros forman parte de la misma
banda de atracadores, y participar activamente en la vida saliendo a la calle y
organizándose. La inmoral deuda pública contraída por el Estado español a
consecuencia de banqueros y políticos delincuentes no hay que pagarla. Y todos
los chorizos de cuello blanco al talego y que devuelvan la pasta.
Con la colaboración de http://www.nocierreslosojos.com/
Para hablar sobre la moralidad de nuestros políticos en la
gestión de las cosas públicas entrevistamos Alfredo Grimaldos, periodista de
investigación y autor de los libros Esperanza
Aguirre. La lidereS.A. y Zaplana. El brazo
incorrupto del PP.
Elvira de Miguel. – El Gobierno valenciano, del que Eduardo
Zaplana fue “molt honorable president” hace unos años, cifra hoy en 3.500
millones sus necesidades de liquidez. ¿Qué responsabilidades tienen en esta
situación políticos como Zaplana o Camps, sus dos últimos presidentes antes de
Fabra?
Alfredo Grimaldos. – Todas. A la política de derroche
presupuestario característica de Eduardo Zaplana al frente de la Comunidad
Valenciana, que trituró ingentes cantidades de dinero público en beneficio
privado, se unió la relación de Zaplana, sin el menor recato, con los grandes
magnates inmobiliarios de la Comunidad Valenciana, como Andrés Ballester,
beneficiado por la política de recalificaciones de terrenos desarrollada por
Zaplana en ese territorio. Cuando Zaplana llega a Madrid de ministro, sigue por
el mismo carril: uno de sus más íntimos colegas es nada menos que Francisco
Hernández, “El Pocero”. En las nuevas operaciones coincide también con José
Bono. Bipartidismo recaudador. Lo de Camps y sus “amiguitos del alma” lo
tenemos más reciente y está claro.
E. M. – Dice usted en su libro Zaplana.
El brazo incorrupto del PP que Zaplana representa a un sector de políticos
que carecen de grandes planteamientos ideológicos de fondo, no se encuadran en
ninguna corriente de pensamiento derechista tradicional por más que se definan
una y otra vez como liberales, y su meta exclusivamente es el poder y el
dinero. En su opinión, ¿abunda este tipo de político en España?
A. G. – Por supuesto. A un lado y a otro, suponiendo que
sean diferentes orillas. En todos los partidos. Volviendo a Zaplana, no tiene
consistencia intelectual ni cultural. Acabó la carrera de Derecho después de
mil años, tras empezar sus estudios en Valencia. Consiguió por fin el título
–aunque no se ha dedicado a ejercer la abogacía– cuando se inauguró una nueva
universidad en Alicante, donde su suegro Miguel Barceló tenía enorme
influencia. Pero eso también se da mucho en el PSOE: sólo hay que ver la
trayectoria y la formación de personajes del supuesto otro bando, como Leire
Pajín o José Blanco.
E. M. – El periodista Javier Ortiz, en el prólogo que
escribió para su libro sobre Zaplana, afirmaba ya en el año 2007 que la
principal virtud que debe adornar a un buen estafador es parecer un hombre
honrado. Y añadía: “¿Cómo va a ser un buen estafador alguien que tiene aspecto
de estafador?”. Tanto Zaplana como Camps han sido grabados telefónicamente en
conversaciones muy comprometidas. Usted reproduce en su libro Zaplana.
El brazo incorrupto del PP la transcripción completa de la conversación
entre Eduardo Zaplana y Salvador Palop extraída del sumario del caso Naseiro.
¿Por qué las instituciones públicas y muchos medios de comunicación han mirado
durante todos estos años para otro lado a pesar de las obviedades sobre todo tipo
de prácticas irregulares de los políticos? ¿Qué explicación encuentra a que
muchos ciudadanos sigan votando a los partidos que les albergan?
A. G.– Cuando iniciaba su carrera política, buscando salir
del ámbito local de Benidorm, donde fue alcalde, Zaplana es “cazado”, de
rebote, por el juez Manglano, que investigaba un asunto de drogas. En una de
las conversaciones telefónicas que le grabaron entonces, Eduardo Zaplana se
retrata perfectamente. Dice: “Me tengo que hacer rico… Tengo que ganar mucho
dinero, me hace falta mucho dinero para vivir…”. Y en otra de las cintas, que recoge
un diálogo entre él y otro miembro del PP, Salvador Palop, en el que están
tratando sobre la recalificación de un solar, añade: “Y entonces le dices…
bueno, yo una comisioncita. Le pides dos millones de pelas o tres. Lo que te
dé, y me das a mí la mitad bajo mano”. La conclusión es que los ciudadanos más
lúcidos de este país, los que piensan que el mundo de la política profesional
es muy miserable y está llena de individuos que sólo pretenden enriquecerse con
ella, tienen toda la razón del mundo. Este sistema está completamente podrido.
Hay mucha mayor cercanía entre los políticos profesionales del PP y del PSOE
que entre ellos y sus respectivos votantes. Un político no muerde nunca a otro.
Vociferan mucho, pero siempre están de acuerdo en impedir la más mínima
transparencia sobre su gestión. La podredumbre de unos se tapa con un dossier
con la corruptelas de los otros. “Yo te saco Gürtel”. “Pues yo a ti los EREs”.
Y al final todo se diluye. La Transición fue una gran
mentira: no hubo ruptura democrática y se montó un tinglado que sirve para
que los ciudadanos estén cada día más desinformados y no tengan la más mínima
capacidad de decisión sobre cualquier problema. Y encima hay insensatos
bienintencionados que están convencidos de que esto es una democracia.
E. M . – A usted y a la editorial Foca, donde
publicó el libro sobre Zaplana, les han denunciado y llevado a dos juicios por
contar estos hechos: uno por difamación y otro por calumnias. ¿Cuál ha sido el
veredicto de la justicia? ¿Tiene pendientes otros juicios relacionados con su
trabajo como periodista de investigación?
A. G.– Volviendo al nivel intelectual y a la formación
académica de Zaplana, en mi libro recordaba, de pasada y un poco en broma, que
él hizo el bachillerato en un colegio de Benidorm llamado Lope de Vega. En
opinión bastante generalizada entre la comunidad docente del País Valenciano,
era un centro al que acudían los hijos de familias “bien” para que los jóvenes
poco estudiosos se titularan a cambio del sustancioso pago de fin de mes, y
popularmente era conocido como el “Lope de vagos”. Instigados por Zaplana, los
responsables del centro me pusieron una querella y, para el acto de
conciliación previo al inicio del procedimiento, pedían 600.000 euros y la
retirada del libro de la circulación. Como ese día yo no tenía dinero suelto,
no pude acudir a conciliarme. El caso es que de ellos ya nunca más se supo.
Zaplana, en persona, también interpuso una querella contra
la editorial y contra mí, por injurias y calumnias, que perdió. Lo del
periodismo de investigación está cada vez más complicado. Yo, que soy muy
aficionado al flamenco, me acuerdo de una letra, con la que me identifico
mucho, que cantaba José Menese por seguiriyas, en 1967, cuando aquí quedaba
“bicho” para rato, en la que se refería a un hombre acosado por la Justicia. En
ella, Pepe decía: “Golpesitos en la puerta, / ca vez que dan golpesitos en la
puerta, papelitos que me entregan. / Si saben los jueces de toas mis fatigas, /
doy por seguro que no me empapelan”. Ahora, el pleito que tengo vigente es una
demanda de protección al derecho del honor que interpuso contra mí la familia
Rosón, por las alusiones que yo hacía al primer presidente de la Xunta de
Galicia, Antonio Rosón, en mi libro La sombra de Franco en la Transición. Él
fue jefe militar de una zona de la provincia de Lugo en la que se produjeron
numerosas matanzas de republicanos en el verano del 36. Ya he perdido los tres
primeros asaltos judiciales, y el asunto está ahora en el Tribunal
Constitucional. Todo es un disparate, porque en la sentencia no se entra a dilucidar
si lo que cuento es cierto o no, sino que eso ya se juzgó hace más de treinta
años y entonces se condenó a la revista Interviú por el asunto.
E. M.- Zaplana trabaja actualmente, al igual que Iñaki
Urdangarín, para Telefónica cobrando aproximadamente un millón de euros
anuales. Fue Javier de Paz, uno de los hombres de máxima confianza de José Luis
Rodríguez Zapatero, quien le colocó. ¿Hablan más en la intimidad y son más
amigos de lo que aparentan los políticos que en el hemiciclo aparecen como oposición?
A. G.– Cuando Eduardo Zaplana era portavoz del Grupo
Parlamentario del PP, su rival en las filas del PSOE era Alfredo Pérez
Rubalcaba. En todas las sesiones montaban un sainete, aunque, como es
constatable, ambos partidos hacen piña a la hora de aprobar o rechazar más del
90% de las mociones. Mientras los votantes de unos y otros se mataban a voces
en los bares, Zaplana y Rubalcaba, íntimos amigos y los dos madridistas, iban
juntos los domingos al palco del estadio Santiago Bernabéu a tomarse unas copitas
disfrutando del fútbol y la amistad institucional. Y, por supuesto,
compartiendo los secretos de las cloacas del Estado. Durante el mandato de
Zapatero como presidente del Gobierno, Zaplana encuentra un privilegiado cargo
en Telefónica, una empresa muy rentable que era pública, cuya privatización la
inició el PSOE y la remató el PP; amparado nada menos que por Javier de Paz,
consejero de la entidad y ex secretario de las Juventudes Socialistas. Al
principio, Zaplana entra con el supuesto cargo de responsable de relaciones con
Europa y, después, para evitar líos y críticas, se le nombra simplemente
“asesor”. O sea, no hace absolutamente nada, más que tener despacho, numerosos
privilegios y un millón de euros al año. ¡Viva la democracia! Después de irse de
rositas de Terra Mïtica y los pagos por duplicado con dinero público a su amigo
de asuntos inmobiliarios Julio Iglesias, entre otros trajines valencianos.
E. M.- Esperanza Aguirre nos advierte que si no queremos
convertirnos en Argentina, con “corralito” y con inflación del 20 o el 40 por
ciento, hay que rebajar el gasto público. “Se tienen que acabar los subsidios y
las subvenciones, y las mamandurrias en general”, declaró recientemente a los
periodistas pidiendo “ayuda” a los ciudadanos. Usted cuenta en su libro Esperanza Aguirre. La LidereS.A. el saqueo al presupuesto
público en busca del beneficio privado y los escándalos protagonizados, entre
otros, por su mano derecha, Ignacio González, actual vicepresidente, portavoz y
consejero de Cultura y Deporte de la Comunidad de Madrid, además de secretario
general del PP de Madrid. ¿Ha tenido en esta ocasión algún problema por esta
denuncia?
A. G.– Esperanza Aguirre abordó este asunto de forma
distinta que Zaplana. Se encontraba tan “sobrada” que sólo me mandó,
indirectamente, algún mensaje irónico sobre el contenido del libro, sin meterse
en líos de tribunales. La política del Ejecutivo Regional encabezado por
Aguirre se ha caracterizado por intentar rescatar los sectores empresariales
vinculados, sobre todo, al mundo del ladrillo, que ha consistido en poner en
sus manos recursos públicos y convertir en una fuente de ingresos muchos
derechos básicos de los ciudadanos. Aguirre ha llegado a la feliz conclusión de
que todos los servicios públicos son susceptibles de ser convertidos en negocio
particular. Por ejemplo, en el ámbito de la sanidad, desde que ella llegó a la
Presidencia del Gobierno autonómico, el objetivo fundamental de su política
está más relacionado con el beneficio de las empresas constructoras que con la
salud de los ciudadanos. En cuanto a su “mano derecha”, Ignacio González ha ido
liquidando a sus propios correligionarios que le han hecho sombra, como Alfredo
Prada o Granados, para quedarse él sólo con el control de la recaudación. En mi
libro, cito infinidad de asuntos en los que él aparece. Ahora, el diario “El
Mundo”, le está breando con el asunto de un apartamento de lujo que tiene en
Málaga. Por supuesto, la cosa apesta, pero el actual ministro del Interior ha
cesado al propio comisario jefe que él había nombrado, por iniciar esa
investigación sobre González.
E. M.- Describe en su libro a Aguirre como una aristocrática
y pizpireta millonaria que actúa con aire arrabalero y maneja la Comunidad de
Madrid con absoluto desparpajo para llevar a cabo un plan de destrucción de los
servicios públicos básicos: sanidad, educación, privatización del Canal de
Isabel II, Telemadrid. ¿Quiénes son los beneficiarios de esta gestión política?
A. G.– Como ya he dicho antes, detrás de la política de
Aguirre hay un plan sistemático de destrucción de los servicios básicos y de
saqueo del presupuesto público en busca del beneficio privado. Amigos,
correligionarios y parientes de ella se benefician de su gestión. Ha conseguido
que el AVE pare en una finca de su familia, ha construido carreteras y líneas
de metro con la única intención de multiplicar los beneficios de las poderosas
empresas constructoras que se mueven a su alrededor y ha convertido Telemadrid
en un órgano de propaganda a su exclusivo servicio.
E. M . - Como en una secuencia de la película de Coppola ‘El
Padrino’ (“son sólo negocios, no hay nada personal”), cuenta también en un
capítulo interesantísimo la batalla entre Gallardón y Esperanza Aguirre por el
control de Cajamadrid. Parece que también se dieron de “navajazos” Zaplana y
Camps por situar a sus huestes en la Caja de Ahorros del Mediterráneo. ¿Son
capaces los políticos de pactar con quien sea, incluidos miembros de la
oposición, en contra de gentes de sus propias filas, para lograr sus fines?
A. G.– En una capítulo de mi libro “La LidereS.A.”, ya
adelanto la existencia de toda la basura que está saliendo ahora en
Cajamadrid-Bankia. Chupaban del bote, además de los grandes partidos, que se
llevan lo gordo, CCOO, UGT y hasta un sector de Izquierda Unida, ésos a los que
yo llamo los “trincarrublos”. Uno de ellos, José Antonio Moral Santín, llevaba
un cerro de años de consejero en Cajamadrid, con el respaldo del jefe de
Izquierda Unida en Madrid, Ángel Pérez. Estos individuos se metieron en el Partido
Comunista de los Pueblos de España, una escisión del PCE a principios de los
años 80, cuando la URSS repartía rublos a barullo. Mientras la mayor parte de
los militantes del PCPE continuó trabajando en su seno, en el momento que el
bloque del Este quebró, los “trincarrublos” se colocaron en IU. Pérez, un
personaje sin ningún brillo, sobrevive políticamente gracias a que controla el
aparato de la organización e impide cualquier limpieza regenerativa.
En cuanto a la CAM, sólo un detalle, que relato con más
detenimiento en mi libro sobre Zaplana. El mismo día que él firmaba la hipoteca
de un piso de lujo en el Paseo de la Castellana de Madrid con la Caja de
Ahorros del Mediterráneo, esa misma entidad avalaba el proyecto inmobiliario en
Seseña de su amigo El Pocero. El saqueo más descarado de las cajas de ahorro.
El Estado entrampa a los ciudadanos para tapar el boquete de estas entidades
esquilmadas y Zaplana se lleva un millón de euros de una empresa pública que
era muy rentable y se privatizó para que otros se llevaran los beneficios.
E. M .- Por último, el actual Gobierno aplica por decreto
ley a la ciudadanía todo tipo de recortes en sueldos, coberturas sociales y
derechos. Nos dicen que no hay otra salida dada la situación de la economía
española. Sin embargo, siguen sin exigir ninguna responsabilidad a quienes en
estos últimos 10 años han manejado los fondos públicos para que se devuelva lo
robado. Dice usted en el prólogo que, después de mover la podredumbre y tras el
intercambio de cubos de basura en periodos electorales, todo vuelve al cauce
pactado a través de los subterráneos consensos de la Transición. ¿Qué podemos
hacer para cambiar esta situación y que no se vayan de rositas todos los que se
han llevado dinero mientras ejercían una función pública?
A. G.– Gran parte de lo que tenemos ahora encima, además de
lo que nos corresponde por pertenecer al sistema bancario europeo y mundial, es
producto de la gran estafa que fue la “sacrosanta” Transición, que sólo sirvió
para adecuar el franquismo a los nuevos tiempos. Así que, además de la sumisión
a las instituciones que representan el capitalismo más depredador, nosotros
tenemos el plus de la herencia fascista, muy presente en esta sociedad. La
“modélica” Transición nos dejó un bipartidismo corrupto encabezado por el
monarca que designó el dictador. Los ciudadanos tienen que espabilar, ser
conscientes de que la casta política y los banqueros forman parte de la misma
banda de atracadores, y participar activamente en la vida saliendo a la calle y
organizándose. La inmoral deuda pública contraída por el Estado español a
consecuencia de banqueros y políticos delincuentes no hay que pagarla. Y todos
los chorizos de cuello blanco al talego y que devuelvan la pasta.
Con la colaboración de http://www.nocierreslosojos.com/
Temas similares
» El sueño de la transición
» Ahora, Franco sí fue un dictador
» La deuda que Cospedal dejó en RTVCM supera ya los 13,5 millones de euros
» Ahora, Franco sí fue un dictador
» La deuda que Cospedal dejó en RTVCM supera ya los 13,5 millones de euros
Colegueo :: FOROS TEMATICOS :: Actualidad :: Politica
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.