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Mi triste vida
3 participantes
Página 1 de 1.
Mi triste vida
Tengo que reconocer que mi llegada a este mundo no fue nada
agradable. Cuando asome la cabeza por primera vez lo que vi no me gustó nada.
pero lo que vino después fue peor. Yo quería volver a mi guarida, pero me
sacaron a la fuerza, y encima nada más salir me dieron de hostias, y además a
traición, pues me la dieron por la espalda. Me pase todo el día llorando.
Abusadores...
El caso es que bien o mal, nací. Nunca llegué a conocer a mis padres porque nunca coincidimos.
En una de las trincheras de no sé qué batalla de las muchas que contaba, coincidí con
el hombre que conoce a todo el “mundo”. Seguro que alguna vez os lo habréis
topado. Es ese al que le preguntes por quién le preguntes te cuenta su vida,
pues a todos conoce y todo sobre su vida sabe.
Yo le pregunté por mis padres.
Resulta que mi padre había sido un renombrado
escultor. Se especializó en esculpir esferas de piedra, y las hacía tan
redondas que le llovieron encargos a montones. Todas las que veis por portones
y balaustradas en los parques públicos las hizo él.
Pero bien sabéis que las modas pasan
rápidamente pues es todo pasajero. Las bolas cayeron en desgracia cuando se
pusieron de moda los de forma de huevo, y esa técnica no la dominaba mi padre.
Mi madre se llamaba Dominga, como las
gallinas. Trabajaba tanto que un día que la vio sentada una vecina, le
preguntó:
-“¿Que te ocurre
Dominga?”
- “Estoy esperando”.
- “¿A quién?”
- “A un chico”
- “Al de la tienda?
- “No, al nuestro”.
Por esos días debí nacer yo. Y en mala hora
por lo visto, pues mi padre estaba arruinado.
-“Lo mejor que puede Vd. hacer -
le aconsejó un abogado- es apoderarse de una cantidad de dinero importante
de su empresa. Le meterán en la cárcel igual, pero habrá valido la pena”.
Mi padre trabajaba por entonces en una
ortopedia, “La Pata de Palo”. Y fue tal el “mordisco” que le dio que la dejó
por los suelos.
Una vez descubierto el desfalco fue mi padre
derechito a la cárcel, pero el dinero no apareció, porque lo escondió en un
hoyo tan profundo que nadie lo encontraría. Excepto mi madre claro, para ello
dejó pastando una vaca encima del lugar del escondite.
El dinero pesaba tanto que tuvo que dejarme
encima de la vaca un momento, pero para cuando volvió el pasto se había acabado
y la vaca se había ido…
Pero eso es otra historia...
agradable. Cuando asome la cabeza por primera vez lo que vi no me gustó nada.
pero lo que vino después fue peor. Yo quería volver a mi guarida, pero me
sacaron a la fuerza, y encima nada más salir me dieron de hostias, y además a
traición, pues me la dieron por la espalda. Me pase todo el día llorando.
Abusadores...
El caso es que bien o mal, nací. Nunca llegué a conocer a mis padres porque nunca coincidimos.
En una de las trincheras de no sé qué batalla de las muchas que contaba, coincidí con
el hombre que conoce a todo el “mundo”. Seguro que alguna vez os lo habréis
topado. Es ese al que le preguntes por quién le preguntes te cuenta su vida,
pues a todos conoce y todo sobre su vida sabe.
Yo le pregunté por mis padres.
Resulta que mi padre había sido un renombrado
escultor. Se especializó en esculpir esferas de piedra, y las hacía tan
redondas que le llovieron encargos a montones. Todas las que veis por portones
y balaustradas en los parques públicos las hizo él.
Pero bien sabéis que las modas pasan
rápidamente pues es todo pasajero. Las bolas cayeron en desgracia cuando se
pusieron de moda los de forma de huevo, y esa técnica no la dominaba mi padre.
Mi madre se llamaba Dominga, como las
gallinas. Trabajaba tanto que un día que la vio sentada una vecina, le
preguntó:
-“¿Que te ocurre
Dominga?”
- “Estoy esperando”.
- “¿A quién?”
- “A un chico”
- “Al de la tienda?
- “No, al nuestro”.
Por esos días debí nacer yo. Y en mala hora
por lo visto, pues mi padre estaba arruinado.
-“Lo mejor que puede Vd. hacer -
le aconsejó un abogado- es apoderarse de una cantidad de dinero importante
de su empresa. Le meterán en la cárcel igual, pero habrá valido la pena”.
Mi padre trabajaba por entonces en una
ortopedia, “La Pata de Palo”. Y fue tal el “mordisco” que le dio que la dejó
por los suelos.
Una vez descubierto el desfalco fue mi padre
derechito a la cárcel, pero el dinero no apareció, porque lo escondió en un
hoyo tan profundo que nadie lo encontraría. Excepto mi madre claro, para ello
dejó pastando una vaca encima del lugar del escondite.
El dinero pesaba tanto que tuvo que dejarme
encima de la vaca un momento, pero para cuando volvió el pasto se había acabado
y la vaca se había ido…
Pero eso es otra historia...
Kal
De paso- Cantidad de envíos : 64
Fecha de inscripción : 04/06/2013
Re: Mi triste vida
Kal escribió:Tengo que reconocer que mi llegada a este mundo no fue nada
agradable. Cuando asome la cabeza por primera vez lo que vi no me gustó nada.
pero lo que vino después fue peor. Yo quería volver a mi guarida, pero me
sacaron a la fuerza, y encima nada más salir me dieron de hostias, y además a
traición, pues me la dieron por la espalda. Me pase todo el día llorando.
Abusadores...
El caso es que bien o mal, nací. Nunca llegué a conocer a mis padres porque nunca coincidimos.
En una de las trincheras de no sé qué batalla de las muchas que contaba, coincidí con
el hombre que conoce a todo el “mundo”. Seguro que alguna vez os lo habréis
topado. Es ese al que le preguntes por quién le preguntes te cuenta su vida,
pues a todos conoce y todo sobre su vida sabe.
Yo le pregunté por mis padres.
Resulta que mi padre había sido un renombrado
escultor. Se especializó en esculpir esferas de piedra, y las hacía tan
redondas que le llovieron encargos a montones. Todas las que veis por portones
y balaustradas en los parques públicos las hizo él.
Pero bien sabéis que las modas pasan
rápidamente pues es todo pasajero. Las bolas cayeron en desgracia cuando se
pusieron de moda los de forma de huevo, y esa técnica no la dominaba mi padre.
Mi madre se llamaba Dominga, como las
gallinas. Trabajaba tanto que un día que la vio sentada una vecina, le
preguntó:
-“¿Que te ocurre
Dominga?”
- “Estoy esperando”.
- “¿A quién?”
- “A un chico”
- “Al de la tienda?
- “No, al nuestro”.
Por esos días debí nacer yo. Y en mala hora
por lo visto, pues mi padre estaba arruinado.
-“Lo mejor que puede Vd. hacer -
le aconsejó un abogado- es apoderarse de una cantidad de dinero importante
de su empresa. Le meterán en la cárcel igual, pero habrá valido la pena”.
Mi padre trabajaba por entonces en una
ortopedia, “La Pata de Palo”. Y fue tal el “mordisco” que le dio que la dejó
por los suelos.
Una vez descubierto el desfalco fue mi padre
derechito a la cárcel, pero el dinero no apareció, porque lo escondió en un
hoyo tan profundo que nadie lo encontraría. Excepto mi madre claro, para ello
dejó pastando una vaca encima del lugar del escondite.
El dinero pesaba tanto que tuvo que dejarme
encima de la vaca un momento, pero para cuando volvió el pasto se había acabado
y la vaca se había ido…
Pero eso es otra historia...
Es real o ficticia?
simplementeyo
De paso- Cantidad de envíos : 159
Fecha de inscripción : 07/06/2013
Re: Mi triste vida
Es ficticia evidentemente, solo un ejercicio literario hecho con humor. Continuará, y también contaré otras historias. Pero no todo cuanto escribo es así. De hecho escribo poesía clásica también, aunque aún no he puesto ninguna por aquí. Saludos cordiales..
Kal
De paso- Cantidad de envíos : 64
Fecha de inscripción : 04/06/2013
Re: Mi triste vida
Gracias por contestarmeKal escribió:Es ficticia evidentemente, solo un ejercicio literario hecho con humor. Continuará, y también contaré otras historias. Pero no todo cuanto escribo es así. De hecho escribo poesía clásica también, aunque aún no he puesto ninguna por aquí. Saludos cordiales..
Yo también en mi hilo" Abriendo
puertas" hago algo así aunque mezclo parte de realidad con sentimientos y
imaginación un plato que me gusta mucho hacer jajaja
Por lo que veo eres de los mis también
escribes poesía pues deleitamos con algo tuyo
Yo en mi hilo "mi pluma y yo" me
expreso así tambien en mis poemas siguiendo como una especie de diario
sentimental escrito en poesía
Hasta otro rato
simplementeyo
De paso- Cantidad de envíos : 159
Fecha de inscripción : 07/06/2013
Re: Mi triste vida
Continuando mi historia os cuento que la vaca pertenecía al
Conde Perote, de buen aspecto, todo bien puesto y grueso bigote. Tenía dos
hijos solo, uno llamado Benito y otro nombrado Bartolo. Al crecer ambos
hermanos concluyeron:
“Del condado nos iremos”.
Uno clamó:
“Nos vamos”
Y el otro dijo:
“Nos vemos”.
Y cual ancha Castilla fuera, se pasaron de frenada, y apenas
de dieron cuento ya campaban por Granada.
Allende tierras tuvieren y aquende mares cruzaron. Y desde
entonces se dice en todo lugar que vieren, que los hijos de Perote tienen la
vida que quieren. Siempre van de bote en bote pues a todos lados fueren.
PD: No sé porqué el, texto se separa tanto, ni sé cómo arreglarlo.
Conde Perote, de buen aspecto, todo bien puesto y grueso bigote. Tenía dos
hijos solo, uno llamado Benito y otro nombrado Bartolo. Al crecer ambos
hermanos concluyeron:
“Del condado nos iremos”.
Uno clamó:
“Nos vamos”
Y el otro dijo:
“Nos vemos”.
Y cual ancha Castilla fuera, se pasaron de frenada, y apenas
de dieron cuento ya campaban por Granada.
Allende tierras tuvieren y aquende mares cruzaron. Y desde
entonces se dice en todo lugar que vieren, que los hijos de Perote tienen la
vida que quieren. Siempre van de bote en bote pues a todos lados fueren.
PD: No sé porqué el, texto se separa tanto, ni sé cómo arreglarlo.
Kal
De paso- Cantidad de envíos : 64
Fecha de inscripción : 04/06/2013
Re: Mi triste vida
Bonita y graciosa historia Kal, parece ser que el inventor de lo que ahora ocurre con los mangantes políticos, sindicalistas y demás chusma la puso de moda tu padre, el dinero jamás aparece, pero actualmente la han perfeccionado y tampoco van a la cárcel
Te felicito por tu ingenio
Te felicito por tu ingenio
Felipe.2
De paso- Cantidad de envíos : 74
Fecha de inscripción : 21/07/2014
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