WEBS AMIGAS
Últimos temas
» Belarra, Díaz y Verstrynge, las únicas diputadas que han renunciado a las dietas del Congresopor satanas666 Vie 03 Nov 2023, 9:03 am
» Humor en la política
por satanas666 Miér 04 Oct 2023, 1:20 pm
» La derecha inicia una campaña contra el rey tras proponer a Sánchez para la investidura
por satanas666 Miér 04 Oct 2023, 1:13 pm
» Trocitos de Historia
por satanas666 Jue 04 Mayo 2023, 7:12 am
» El hallazgo de las inscripciones más antiguas en lengua vascónica en Navarra revoluciona las investigaciones sobre el euskera
por satanas666 Mar 15 Nov 2022, 7:30 am
» 35.000 millones de euros en salarios de los trabajadores mejor pagados no cotizan para las pensiones
por satanas666 Mar 15 Nov 2022, 7:17 am
» Bob
por blusman Lun 27 Sep 2021, 5:40 pm
Mi periódico
Temas similares
Un campo de golf celestial
3 participantes
Página 1 de 1.
Un campo de golf celestial
Un campo de golf celestial
La pérdida de su querido esposo había sido un golpe cruel e inesperado. Aún en plena juventud se había forjado un mundo lleno de sueños y esperanzas de futuro en su relación matrimonial, que apenas duró un par de años. Pero no todo había sido un camino de rosas, siempre sospechó que su marido le había sido infiel en una ocasión.
Los agotadores días por el dolor constante la llevaron a la extenuación, y por fin pudo dormir.
Sonó potente el golpe dado con un hierro 5, y la bola surcó raudo el espacio hasta casi desaparecer en la lejanía:
- Sonia- sonó a su espalda una voz bien conocida.
- ¿Pablo?, ¿eres tú?- contestó desde la más profunda incredulidad ella.
- No te preocupes- le dijo tomándola de la mano- Sigo muerto.
- ¿Dónde estamos?
- En el cielo, por supuesto – clamó con satisfacción y una sonrisa de oreja a oreja él.
- ¿El cielo es un club de golf?.
- En tu sueño si.
- ¿Tú estás en el cielo?.
- No es tan difícil entrar. Mira, por allí está Jorge, nuestro vecino. Y más allá Andrés, el amigo alcohólico de tu padre.
- No sabía que había muerto. De hecho se le ve muy bien, mejor que en vida diría.
Se sentaron en la mesa de una terraza y pudieron seguir conversando placidamente. Había algunas preguntas pendientes en su relación.
- Bueno, ¿qué estoy haciendo aquí?- Soltó ella de golpe con una sonrisa angelical.
- Sin duda hay algunos asuntos pendientes que tenemos que resolver. Son esenciales para que rehagas tu vida.
- ¿Asuntos pendientes?. ¿Cómo el que me engañaras con mi intima amiga Inés?, por ejemplo.
- Oh, no, tú lo sabías. Tenías que saberlo, y no fue solo con ella.
- ¿Cómo?. ¿Con cuántas más fue?
- ¿Cuántas?. ¿En total o en un momento determinado?
- ¿Tan difícil te es decir una cifra?.
- Nunca se me han dado bien las cuentas, ya lo sabes, pero calculo que con unas veinte.
- ¿Unas veinte?, ¿Te has acostado con más de veinte mujeres en dos años de relación conmigo?.
- Más o menos. Pero no tenía nada que ver contigo. Era yo. Soy adicto al sexo. Es algo así como un síndrome.
- Si, el síndrome de todos los cabrones.- sentenció con rabia.
- No, en realidad era agotador. La muerte fue una liberación para mi.
- Me estoy esforzando por mostrar un poco de compasión, pero no me sale.
- No quiero tu compasión. Estoy muerto. De qué me sirve. Esto se trata de ti, de que tienes que superarlo y ser feliz con alguien que te merezca, y no con el crápula que fui yo…
Y justo en ese momento despertó. El Sol empezaba a emitir los primeros rayos de luz sobre un día que parecía pedir a gritos ser vivido plenamente. Desperezándose decidió dejar el luto de lado, el negro no le sentaba nada bien a su anacarada piel. Se prometió ir más a menudo a la playa. Con un ligero bronceado se viste mejor sin duda alguna.
-
La pérdida de su querido esposo había sido un golpe cruel e inesperado. Aún en plena juventud se había forjado un mundo lleno de sueños y esperanzas de futuro en su relación matrimonial, que apenas duró un par de años. Pero no todo había sido un camino de rosas, siempre sospechó que su marido le había sido infiel en una ocasión.
Los agotadores días por el dolor constante la llevaron a la extenuación, y por fin pudo dormir.
Sonó potente el golpe dado con un hierro 5, y la bola surcó raudo el espacio hasta casi desaparecer en la lejanía:
- Sonia- sonó a su espalda una voz bien conocida.
- ¿Pablo?, ¿eres tú?- contestó desde la más profunda incredulidad ella.
- No te preocupes- le dijo tomándola de la mano- Sigo muerto.
- ¿Dónde estamos?
- En el cielo, por supuesto – clamó con satisfacción y una sonrisa de oreja a oreja él.
- ¿El cielo es un club de golf?.
- En tu sueño si.
- ¿Tú estás en el cielo?.
- No es tan difícil entrar. Mira, por allí está Jorge, nuestro vecino. Y más allá Andrés, el amigo alcohólico de tu padre.
- No sabía que había muerto. De hecho se le ve muy bien, mejor que en vida diría.
Se sentaron en la mesa de una terraza y pudieron seguir conversando placidamente. Había algunas preguntas pendientes en su relación.
- Bueno, ¿qué estoy haciendo aquí?- Soltó ella de golpe con una sonrisa angelical.
- Sin duda hay algunos asuntos pendientes que tenemos que resolver. Son esenciales para que rehagas tu vida.
- ¿Asuntos pendientes?. ¿Cómo el que me engañaras con mi intima amiga Inés?, por ejemplo.
- Oh, no, tú lo sabías. Tenías que saberlo, y no fue solo con ella.
- ¿Cómo?. ¿Con cuántas más fue?
- ¿Cuántas?. ¿En total o en un momento determinado?
- ¿Tan difícil te es decir una cifra?.
- Nunca se me han dado bien las cuentas, ya lo sabes, pero calculo que con unas veinte.
- ¿Unas veinte?, ¿Te has acostado con más de veinte mujeres en dos años de relación conmigo?.
- Más o menos. Pero no tenía nada que ver contigo. Era yo. Soy adicto al sexo. Es algo así como un síndrome.
- Si, el síndrome de todos los cabrones.- sentenció con rabia.
- No, en realidad era agotador. La muerte fue una liberación para mi.
- Me estoy esforzando por mostrar un poco de compasión, pero no me sale.
- No quiero tu compasión. Estoy muerto. De qué me sirve. Esto se trata de ti, de que tienes que superarlo y ser feliz con alguien que te merezca, y no con el crápula que fui yo…
Y justo en ese momento despertó. El Sol empezaba a emitir los primeros rayos de luz sobre un día que parecía pedir a gritos ser vivido plenamente. Desperezándose decidió dejar el luto de lado, el negro no le sentaba nada bien a su anacarada piel. Se prometió ir más a menudo a la playa. Con un ligero bronceado se viste mejor sin duda alguna.
-
Atamar
De paso- Cantidad de envíos : 54
Fecha de inscripción : 30/04/2014
Yeira
De la casa- Cantidad de envíos : 15976
Fecha de inscripción : 03/10/2008
Localización : Madrid
Re: Un campo de golf celestial
Muchas gracias, tengo más, pues soy al fin al cabo y cuentacuentos, y además poeta, pero eso es otra historia.
Atamar
De paso- Cantidad de envíos : 54
Fecha de inscripción : 30/04/2014
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.