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CRÓNICAS 3
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CRÓNICAS 3
Durante un viaje a principios de enero de este año pude conocer de primera mano la historia de un contraste interesante: el de la ciudad declarada como más impoluta de la India y su jardín turístico de residuos... Aquí adjunto la historia:
Un jardín de desechos, principal atracción de la ciudad "más limpia" de India
Chandigarh (India), 15 ene (EFE)- Chandigarh, una urbe atípica en la India diseñada por Le Corbusier y conocida como la ciudad más limpia del país, muestra un inmenso jardín de desechos como principal atracción turística.
La ciudad, capital de los estados de Punyab y Haryana, en el norte de la India, es una excentricidad dentro de los caóticos modelos urbanísticos indios y una rareza en un país donde impera la basura.
Planificada desde 1951 por el arquitecto suizo Le Corbusier, Chandigarh se distribuye como un inmenso tablero de ajedrez en sectores cuadriculados, separados por amplias avenidas arboladas, y fue declarada en 2007 la "ciudad más limpia" de la India en un estudio de AC Nielsen sobre 18 urbes del gigante asiático.
Quizás por ello, la "impecable" localidad punyabí exhibe con orgullo a un compañero en otro tiempo clandestino instalado en sus lindes: el Jardín de Piedra de Nek Chand, que se ha convertido en su principal atractivo al congregar diariamente a una media de 5.000 visitantes.
Este curioso museo jardín abarca un recinto de más de veinte hectáreas compuesto por infinidad de desechos que incluyen desde cemento residual hasta enchufes, cables, barriles oxidados o restos de plástico, metal, vidrio y loza.
"Es impresionante, vine aquí por mi hija, pero no esperaba encontrarme un lugar tan sorprendente", comentó Rajesh Vaid, uno de los muchos turistas que abarrotan el jardín.
Nek Chand, el octogenario creador del entorno, confesó hace tiempo al periódico británico "The Independent" que la clave de su éxito reside en que cuando los visitantes salen de su parque "lo hacen con una sonrisa".
Desde la entrada al museo, con una puerta minúscula de hormigón que desemboca en un sinuoso pasillo al que flanquean decenas de vasijas quebradas, el microcosmos creado por Chand ofrece su contrapunto a la proclamada pulcritud de Chandigarh.
Más adelante, el Jardín de Piedra se va mostrando en diferentes etapas como un dédalo de caminos de cemento con miles de enigmáticas esculturas, como un paraje de interminables mosaicos de teselas de cerámica rota, como una serie de anfiteatros con paredes revestidas de enchufes o como un vergel de altas cascadas de agua reutilizada.
Pero este parque de cemento y roca, hecho con la chatarra y otros desperdicios que iban sobrando en la construcción de la ciudad, no siempre tuvo el reconocimiento internacional del que hoy goza, por lo que durante años creció en medio del mayor de los secretismos.
Todo comenzó cuando Nek Chand, un hindú nacido en 1924 en lo que luego sería Pakistán y sin posibilidad de acceder a estudios superiores, llegó con su esposa a Chandigarh para trabajar como inspector de carreteras en 1950.
Ocho años más tarde, Chand empezó a recolectar durante sus ratos libres piedras de formas sugerentes por "afición", para poco después aprovechar todo tipo de residuos a su alcance. Así fue como el humilde inspector de carreteras esculpió, primero en solitario y después con la ayuda de su mujer e hijos, verdaderas legiones de animales y personas de materiales reciclados, aunque con el miedo siempre presente de que su creación fuera destruida por estar emplazada en terreno público.
Este temor se materializó en 1974 cuando el secreto, celosamente guardado por unos pocos allegados, fue descubierto durante unas labores gubernamentales de desbroce y limpieza en la zona boscosa en la que se sitúa el museo-jardín.
Pese a que la historia pudo terminar mal, y de hecho el pétreo vergel estuvo cerca de ser derruido en más de una ocasión por las autoridades de la aséptica urbe de Le Corbusier, la cobertura mediática de su existencia permitió que el Jardín de Piedra, al que durante décadas ha dado forma Chand, siga en pie hoy en día.
Cincuenta años después de embarcarse en su particular aventura, el octogenario artista, que ha expuesto muestras de su obra en Estados Unidos o Inglaterra, defendió con rotunda sencillez la existencia de su personal edén dedicado al espíritu de la creatividad india: "Es basura, pero es arte".
Un jardín de desechos, principal atracción de la ciudad "más limpia" de India
Chandigarh (India), 15 ene (EFE)- Chandigarh, una urbe atípica en la India diseñada por Le Corbusier y conocida como la ciudad más limpia del país, muestra un inmenso jardín de desechos como principal atracción turística.
La ciudad, capital de los estados de Punyab y Haryana, en el norte de la India, es una excentricidad dentro de los caóticos modelos urbanísticos indios y una rareza en un país donde impera la basura.
Planificada desde 1951 por el arquitecto suizo Le Corbusier, Chandigarh se distribuye como un inmenso tablero de ajedrez en sectores cuadriculados, separados por amplias avenidas arboladas, y fue declarada en 2007 la "ciudad más limpia" de la India en un estudio de AC Nielsen sobre 18 urbes del gigante asiático.
Quizás por ello, la "impecable" localidad punyabí exhibe con orgullo a un compañero en otro tiempo clandestino instalado en sus lindes: el Jardín de Piedra de Nek Chand, que se ha convertido en su principal atractivo al congregar diariamente a una media de 5.000 visitantes.
Este curioso museo jardín abarca un recinto de más de veinte hectáreas compuesto por infinidad de desechos que incluyen desde cemento residual hasta enchufes, cables, barriles oxidados o restos de plástico, metal, vidrio y loza.
"Es impresionante, vine aquí por mi hija, pero no esperaba encontrarme un lugar tan sorprendente", comentó Rajesh Vaid, uno de los muchos turistas que abarrotan el jardín.
Nek Chand, el octogenario creador del entorno, confesó hace tiempo al periódico británico "The Independent" que la clave de su éxito reside en que cuando los visitantes salen de su parque "lo hacen con una sonrisa".
Desde la entrada al museo, con una puerta minúscula de hormigón que desemboca en un sinuoso pasillo al que flanquean decenas de vasijas quebradas, el microcosmos creado por Chand ofrece su contrapunto a la proclamada pulcritud de Chandigarh.
Más adelante, el Jardín de Piedra se va mostrando en diferentes etapas como un dédalo de caminos de cemento con miles de enigmáticas esculturas, como un paraje de interminables mosaicos de teselas de cerámica rota, como una serie de anfiteatros con paredes revestidas de enchufes o como un vergel de altas cascadas de agua reutilizada.
Pero este parque de cemento y roca, hecho con la chatarra y otros desperdicios que iban sobrando en la construcción de la ciudad, no siempre tuvo el reconocimiento internacional del que hoy goza, por lo que durante años creció en medio del mayor de los secretismos.
Todo comenzó cuando Nek Chand, un hindú nacido en 1924 en lo que luego sería Pakistán y sin posibilidad de acceder a estudios superiores, llegó con su esposa a Chandigarh para trabajar como inspector de carreteras en 1950.
Ocho años más tarde, Chand empezó a recolectar durante sus ratos libres piedras de formas sugerentes por "afición", para poco después aprovechar todo tipo de residuos a su alcance. Así fue como el humilde inspector de carreteras esculpió, primero en solitario y después con la ayuda de su mujer e hijos, verdaderas legiones de animales y personas de materiales reciclados, aunque con el miedo siempre presente de que su creación fuera destruida por estar emplazada en terreno público.
Este temor se materializó en 1974 cuando el secreto, celosamente guardado por unos pocos allegados, fue descubierto durante unas labores gubernamentales de desbroce y limpieza en la zona boscosa en la que se sitúa el museo-jardín.
Pese a que la historia pudo terminar mal, y de hecho el pétreo vergel estuvo cerca de ser derruido en más de una ocasión por las autoridades de la aséptica urbe de Le Corbusier, la cobertura mediática de su existencia permitió que el Jardín de Piedra, al que durante décadas ha dado forma Chand, siga en pie hoy en día.
Cincuenta años después de embarcarse en su particular aventura, el octogenario artista, que ha expuesto muestras de su obra en Estados Unidos o Inglaterra, defendió con rotunda sencillez la existencia de su personal edén dedicado al espíritu de la creatividad india: "Es basura, pero es arte".
Deckard- Cantidad de envíos : 8133
Fecha de inscripción : 06/05/2009
Re: CRÓNICAS 3
Gracias por la crónica, Deckard
Yeira
De la casa- Cantidad de envíos : 15976
Fecha de inscripción : 03/10/2008
Localización : Madrid
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